Realidades sobre el gluten

El gluten es una proteína que se encuentra en los cereales como trigo, cebada, centeno, triticale (hibrido de trigo y centeno), y posiblemente avena. En los últimos años, el mercado mundial de los productos sin gluten ha aumentado de manera considerable, especialmente por problemas de salud relacionados con la ingesta de gluten como la enfermedad celíaca, la sensibilidad no celíaca al gluten y la alergia al trigo.

Por otro lado, un grupo creciente de personas han venido promoviendo la dieta libre de gluten como una forma de perder peso o como una dieta “más saludable” para la población en general. Sin embargo, estas afirmaciones son infundadas y no han sido respaldadas con evidencia científica. Se ha señalado incluso que una dieta libre de gluten podría llevar a deficiencias de nutrientes específicas como fibra, vitaminas B1, B2, B3, ácido fólico y minerales como el hierro, ya que en muchos países la mayoría de los productos derivados del trigo están enriquecidos con estos nutrientes, mientras que las harinas y los cereales sin gluten no lo están.

Está ampliamente demostrado que una dieta libre de gluten, estricta y por toda la vida es el tratamiento indicado de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten, además se ha señalado que puede ser beneficioso en individuos con otras enfermedades autoinmunes crónicas como la psoriasis, la artritis reumatoide y la diabetes tipo 1.

Sin embargo, no hay evidencia que sugiera que llevar una dieta libre de gluten tiene algún beneficio significativo en la población general. De hecho, hay evidencia que señala que una dieta libre de gluten puede afectar negativamente la salud intestinal en individuos sin enfermedad celiaca o con sensibilidad al gluten.

El gluten además de estar presente en muchos de los cereales, es ampliamente utilizado por la industria de alimentos debido a sus características fisicoquímicas, que induce mejoras sustanciales en los productos que los contienen. Su visco-elasticidad es fundamental para la producción de panes y productos horneados, mejorando la textura y la forma, la retención de agua y grasas, formando emulsiones, espumas y geles.

En una persona sana, una buena alimentación es aquella que incluye todos los grupos de alimentos en las proporciones adecuadas con el fin de proporcionar al cuerpo la energía y los nutrientes que necesita diariamente. El acompañamiento con profesionales en alimentación y nutrición es fundamental para no privarse de alimentos que pueden generar deficiencias nutricionales.