En la evolución natural de las especies, se desarrolló un mecanismo instintivo que alberga la historia y los aprendizajes de cada generación. El ADN humano, tiene dos componentes esenciales: el componente genético y la memoria epigenética que determina rasgos de nuestra personalidad que nos permiten responder, gracias a las experiencias registradas
–como memorias en nuestras células– de cada uno de nuestros antepasados.
Cada experiencia en tu vida, sea interpretada como positiva o negativa, tiene un propósito. Nuestra vida en armonía, comienza cuando tomamos el aprendizaje de cada circunstancia y lo usamos en favor nuestro, para adaptarnos mejor a nuestro entorno y prolongar nuestra existencia. Este es el principio básico para encontrarse bien contigo mismo.
Te comparto 3 principios para asegurar que tus experiencias sean favorables y contribuyan a la construcción de Carácter en tu vida, generando bienestar:
1. No eres lo que sucede eres quien observa lo que sucede y decide qué hacer con ello.
Así comienza una vida con sentido. No te tomes nada personal. Imagina que te encuentras de pie dentro de un cuadrado dibujado en el piso. Justo a tu lado, se encuentra trazado otro cuadro en el suelo al que te puedes pasar dando un solo paso.
El primer cuadro en donde te encuentras se llama tu realidad y mientras estés allí tu crees que eres todo lo que te pasa en la vida. Te conviertes en las circunstancias y en cada situación de vida que experimentas diciendo: Me hicieron, me ocurrió, me quitaron, me dijeron, me pasó… Ahora te invito a que des un paso largo y abandones ese cuadro para entrar en aquel que te mencioné estaba junto a ti.
Estás en el cuadro del observador y desde allí solo haces eso, observas lo que sucede mientras sucede. En este cuadro suprimes el “Me” y solo dices: Ellos hicieron, ocurrió que, se llevaron, ellos dijeron, sucedió que… ¿Puedes notarlo? El solo hecho de ser quien observa y no a quien le sucede, libera tu energía y te pone en un cuadro de bienestar. No se trata de ignorar la realidad, se trata de observarla conscientemente y de todo lo que dicen, hacen y acontece tener el poder de ELEGIR con qué te quedas y qué es aquello que sueltas. Así, puedes vivir en equilibrio y ligero de equipaje emocional.
2. Agradece cada circunstancia y agradece a la vida porque te está enseñando algo.
Así es, el sentido de la vida es aprender. La mejor forma de generar bienestar y aprendizaje es agradeciendo, es decir, tomando lo mejor de cada experiencia de vida.
Valorar lo que sucede, aunque se trate de situaciones adversas que ponen a prueba tu voluntad, es la mejor decisión que puedes tomar para mantener tu equilibrio y encontrarte bien contigo mismo. ¿Recuerdas a Víctor Frankl? El autor de: “El Hombre en Busca de Sentido” sobrevivió a los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial y su legado para la humanidad nos sirve de inspiración al recordar y hacer nuestra su declaración máxima: “Quizás la última de las libertades humanas es elegir Su Actitud, cualquiera sean las circunstancias” Esto es consciencia, es valor, es agradecer la oportunidad de mantenerme con vida.
3. Las personas sabias no lo son porque saben más son porque saben mejor.
Así es, la palabra sabiduría, no tiene que ver con saber; tiene que ver con sabor. Así que, cuando decides compartir tus experiencias, estás compartiendo tu sabiduría. Esto genera mucho bienestar no solo para los demás que se nutren de ti, sino para ti mismo que decides compartir tu madurez.
El amor propio inicia con un grado de autoconocimiento. Observarme a mí mismo y reconocerme. Luego, tiene que ver con el hecho de cultivarme, es decir, incrementar mi valor con cada experiencia y al final, el amor propio me permite compartir la sabiduría de mis experiencias, a través de una vida con sentido. Quienes hallaron sentido y le otorgaron significado a cada momento de su vida, evolucionaron. Pero quienes decidieron compartir ese valor de las experiencias para enseñar a otros a ser mejores…ellos se hicieron Sabios y aprendieron a vivir el arte de vivir en armonía.