



Paso 1
Escoge una uva pasa o un chocolate.


Paso 2
Siéntate en un lugar donde puedas estar un rato tranquilo.


Paso 3
Una vez hayas observado todo lo físico de tu alimento empieza a sentir su olor, acércalo a tu nariz y huele, ¡observa que pasa en ti! ¿te dan ganas de comértelo? ¿no pasa nada? ¿te recuerda algo? ¿te gusta su olor? Y deja que llegue todo lo que tenga que llegar, siendo nuevamente muy entregado a la experiencia


Paso 4
Observa el alimento, mira su color, su tamaño, reconoce si tiene alguna textura y empieza a tocarla, descubre si es suave o rugosa. Date el tiempo que necesites para llevar tu atención a cada detalle, sin afán.


Paso 5
Cuando tus ojos y tu nariz ya no tengan nada más que ver y sentir, llévalo a la boca y siente qué es tener algo en ella, pásalo por todos lados y siente si hay diferencia, siente como el sabor se va desprendiendo en tu boca y observa qué pasa en ti ¿te dan ganas de comer? ¿te gusta como sabe?


Paso 6
Cuando hayas terminado de pasarlo por tu boca empieza a masticar suavemente, siente como tus dientes trituran el alimento y observa cómo se empieza a disolver y a soltar todo su sabor y una vez ya no tengas nada más que masticar empieza suavemente a tragar, llevando toda tu atención a tu garganta y siguiendo el trayecto de la comida hasta donde puedas.